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Un ex Mayor Contribuyente, que voto en contra de la Ordenanza Fiscal durante la gestión Molina, ahora es empleado del bloque de Juntos por el Cambio

Durante los dos últimos años del gobierno de Martiniano Molina cada vez que se convocaba a la Asamblea de Mayores Contribuyentes para actualizar las tasas municipales desfasadas por la inflación; un mayor contribuyente que respondía al concejal kirchnerista Angel García, pedía la palabra, argumentaba y terminaba votando en contra.

Se trata de Miguel Angel Bolaños, (FOTO)  un sistemático opositor de todos los gobiernos que solía salir al aire en varios programas de emisoras locales para criticar la prestación de servicios públicos, la adecuación de tasas, y hasta alguna vez que los móviles municipales usaran balizas sobre sus techos.

Pero aquel férreo opositor a Molina, es ahora asesor (¿ñoqui?) del concejal Walter (Coquito) Fernández, (FOTO) que forma parte de la Coalición Cívica dentro del bloque de Juntos para el Cambio.

Bolaños fue nombrado por Decreto 1924/23 como “Mensualizado Nivel 26” en la Jefatura de Gabinete del gobierno municipal “en comisión en el H. Concejo Deliberante”.

No es la primera vez que “el criticón” forma parte de la plantilla  municipal: Su legajo -11.518- da cuenta que debe haber trabajado en la comuna en el final del gobierno del radical Eduardo Vides o a principio de la administración de Eduardo Camaño; algo que jamás reveló en sus cotidianas diatribas contra los políticos quilmeños.

Por la tarea de asesor de Fernández, Bolaños recibe una remuneración cercana a los 170 mil pesos mensuales; el doble que la media de un trabajador municipal que concurre a diario a poner su dedo pulgar en el lector electrónico de asistencia.

El asesor no tiene esa obligación. Tampoco tiene horario fijo de trabajo ni de concurrencia. Tal como señaló a este medio que lo entrevistó sobre esta situación; Bolaños dice trabajar “desde la casa” porque en el despacho del edil que le otorgó el conchabo laboral, “no hay espacio”.

El argumento del asesor es el mismo que históricamente han utilizado los “ñoquis”: No van a la oficina porque el trabajo lo hacen desde la casa o en la calle. Bolaño se ofreció a mostrar fotos que documentarían las Minutas de Comunicación presentadas por Fernández, que no han sido tantas por lo que revelan las Ordenes del Día de las sesiones del HCD quilmeño.

Este medio consultó con varios empleados de planta del deliberativo quilmeño. Todos ellos no han dicho que la oficina de Fernández permanece la mayor parte de la semana cerrada y que -.cuando esta abierta- se puede ver al concejal y a algúna otra persona, pero jamás una acumulación de público o militantes que impidan concurrir a ejercer el trabajo dentro de la dependencia.

Ante este medio señaló que –antes de ser nombrado con el salario que ahora cobra- fue “asesor ad honoren” en la Cámara de Diputados de la Nación, adscripto al despacho de la diputada Mónica Fraude; la misma que denuncio  el año pasado que la intendente Mayra Mendoza le había dado de baja los empleados a Fernández porque –a diferencia del resto de los ediles opositores- se negaba a arreglar y/o tranzar con la gestión K.

La lógica que se desprende de las propias palabras de la legisladora es que ahora su concejal arregló o tranzó con el gobierno municipal