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Detectives de la TDI de Quilmes y funcionarios judiciales acusados de colocar droga y armar causas para extorsionar

El relato de los hechos bien puede inspirar una serie para una plataforma de streaming ambientada en Manhattan; aunque no se trata de un numerario del precinto de Harlem de pelo largo, bigote chamaco y campera,  estacionando su Camaro amarillo en una vereda, desde donde un joven afroamericano con la musculosa azul de los “New York Knicks”,  le entrega un rollo de dinero por la ventanilla.

Ocurre en barrios de  Quilmes y en Florencio Varela, en los que  la droga es parte del paisaje cotidiano de cualquier esquina; en una villa, o en las veredas de un barrio marginal a la vera de una avenida.

No se necesita costosos casting. Alcanza con  personales reales: detectives de la TDI de Quilmes –la delegación de la Superintendencia de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas y Crimen Organizado- ubicada en Constitución  al 300 de Bernal; donde los jefes suelen durar muy poco tiempo y se van de la dependencia con sumarios administrativos de los que poco se sabe;  pero a bordo de lujosos automóviles y/o camionetas que jamás podrían justificar como las adquirieron ellos o los familiares que le concedieron una cédula azul para manejarla; como ocurriera con el comisario Ovejero   -por dar un ejemplo

Allí “trabajan” estos sujetos (FOTO) acusados de armar causas judiciales por narcotráfico y colocar droga para sustentarla de acuerdo a una denuncia  iniciada por el  fiscal Darío Provisonato, quien tiene a su cargo la UFI  temática sobre narcotráfico en Florencio Varela; después de escuchar los audios grabados por un detenido – Diego Fernando Salomón– en esa dependencia; y  a quien “el detective Nico” (Nicolas Alejandro Pucheta) le confiesa desde el teléfono –11 2238 0993-  que -para arrestarlo sus compañeros le colocaron 123 gramos de marihuana en su domicilio; además de confesarle que éste es un comportamiento habitual que realizan con complicidad de los fiscales; en un “amable” cruce de mensajes que tenían como fin reclutarlo para se convierta en un dealer al servicio de los oficiales de la TDI 

El titular de la UFI N° 2 de Quilmes, Leonardo Sarra; lleva y trae el expediente de una fiscalía a otra: “Yo señor??? No señor. Que la instruya el Gran Bonete” –parece decir;  a sabiendas que los papeles son una verdadera granada que explotará en la cara de varios de sus compañeros del Departamento Judicial de Quilmes; algunos de los cuales son compañeros de asado los fines de semana en los country´s donde suelen juntarse.

El último disparate fue realizar un traslado a la Defensoría Oficial para que se expida sobre la competencia. Un trámite normal en cualquier causa donde existe un imputado: En el expediente 13-00-8498/ 22 todavía no lo hay. ¿A quien va a defender el defensor oficial?

Mientras tanto cada papel que se incorpora es agregado por el propio Sarra; aunque en realidad; lo hace despacito. Se tardó casi un mes en incorporar los elementos de prueba aportados por el abogado del denunciante, a quien ni siquiera llamó a que ratificara la gravísima denuncia que involucra a agentes de la Policía Bonaerense, funcionarios del Poder Judicial y tiene la vida de un hombre pendiente de un hijo.

Ejemplo de instrucción judicial

Quienes si han tenido una velocidad digna de la justicia británica fueron los jueces Diego Agüero; jueces Mario Caputo, Patricia Patanella y Diana Alamonti que integran la Cámara de Apelaciones de Quilmes quienes en apenas una semana recepcionaron la apelación del un detenido la rechazaron, ordenaron el sorteo de Tribunal Oral y –como si fuese poco- cerraron al letrado la posibilidad de acudir a la Cámara de Casación.

Normalmente esos trámites duran 4 a 5 meses: Los camaristas esta vez lo resolvieron en una semana; justo en la misma semana en que una requisa secuestró el celular de Salomón en su celda y Nico apagó definitivamente el suyo.

La misma y extraña velocidad que tuvo el juez Jorge Franklin Moya Panicello – titular del Tribunal Oral N° 1 de Florencio Varela que –sin siquiera tener el expediente de papel en su despacho (se muestra la fotografía probando que esta en el escritorio del abogado) decidió ponerle fecha para el juicio oral contra Salomon para el 24 de agosto próximo; aunque tampoco esta la pericia química solicitada por el la Fiscalía de Provisonato: En pocas palabras el juez quiere juzgar a una persona acusada de tener en su poder una sustancia que bien podría ser yerba mate, burrito para el hígado o cáñamo industrial.

El objetivo del apuro es que Sarra y el resto de los fiscales de Quilmes sigan jugando al “gran bonete” con la denuncia de Salomón, no incorporen las pruebas aportadas y por ende no puedan ser utilizadas por el defensor del detenido en el juicio oral que decidieron realizar a la velocidad de un F1.

El abogado de Salomón viene pidiendo desde principio de año el juicio oral de otro cliente que lleva más de dos años en prisión. Moya Panicello se lo fijó para mayo de 2023. Tal vez se le extravió el expediente.

A confesión de partes….

“La droga la ponemos nosotros. Quedate tranquilo la droga la ponemos nosotros” –le dice Nico a Salomón el 28 de marzo a través de un mensaje de WhatsApp; para convencerlo que entregue gente a la cual extorsionar. Unos minutos después, el detective agrega: “No le vamos a poner porro como a vos. Le vamos a poner merca”

En un claro reconocimiento que fueron ellos -los detectives de la TDI-  quienes le colocaron la sustancia a Salomón para después detenerlo.

(AUDIO 1) En otro chat (cuyo contenido total debemos reservar para no obstaculizar la investigación)  Nico le dice a Salomón cuando éste lo le refriega la maniobra ilegal para detenerlo “Me decis la cagada que se mandaron conmigo….yo no me mandé ninguna cagada….te metieron en cana mis compañeros” al tiempo que señala enfáticamente que para ese menester ilícito; cuentan con la complicidad de “la fiscalía”.

En la causa que se instruye contra Salomón el detenido declara todo lo ocurrido y señala al oficial ayudante  Gerardo Emanuel Vega Ojeda y al sargento  David Saúl Aranda como los responsables de haber colocado los 123 gramos de marihuana que permitieron detenerlo y procesarlo.

Según el audio de Nico;  Vega Ojeda y Aranda fueron los detectives que le colocaron “porro” en su casa para posteriormente detenerlo

Otras denuncias similares ubican al Oficial Ayudante Alfredo Yatuzis y su hermano (alias Los Perros)como partícipes de maniobras similares

Un armado “flojo de lillo”

Diego Fernando Salomón alojado en la Unidad N° 9 de La Plata. Estaba en su domicilio cumpliendo una condena en libertad vigilada cuando los integrantes de la TDI le armaron la causa que lo devolvió a la cárcel.

El detenido   estaba en tratamiento: Sufre de EPOC, cáncer en un ojo, Hepatitis C, cirrosis y HIV. Poco tiempo tenía para dedicarse a vender droga nuevamente.

A poco de detenerlo el Pucheta lo visitó en la celda  para proponerle que trabajara para ellos. Su tarea era delatar a gente vinculada al tráfico de drogas u otras con dinero suficiente a quien poder extorsionar y crear una red de venta de drogas provista por los propios policías.

De esta manera fue guardando y acumulando material que entregó a su abogado, mientras éste hacía innumerables gestiones para lograr que le devolvieran la prisión domiciliaria por razones de salud.

 “Que se muera en la cárcel” – dijo el juez de Garantías, Diego Agüero; al letrado de  Salomón;  cuanto éste  le mostró  el contenido  del material grabado por su defendido. Mejor dicho…… sirvió para que de inmediato se activara la maquinaria judicial de encubrimiento a los oficiales de la TDI. Sobre todo al “detective Nico” quien apagó para siempre su celular mientras que el detenido era sometido a una rigurosa requisa carcelaria en busca del teléfono;  que por suerte  ya había entregado a su abogado.

 “La casualidad permanente” –solía decir un ex presidente de la Nación

Un armado con “lillo de la buena”

Martín era quien diseñaba y mantenía las páginas web de un importante multimedio argentino. En el estudio de su casa, donde programaba portales para sus clientes; un papel A4  pegado en la pared  señalaba las prioridades de su vida: “Dios, la iglesia, la familia”

Martín jamás fumó un cigarrillo de tabaco. Desde que se casó con Sandra hace casi 20 años, dejó de tomar alcohol; (tal vez alguna copa de sidra en un cumpleaños o en las fiestas navideñas)

A Martín los dueños de páginas web podían llamarlo en cualquier momento,  menos los domingos cuando con Sandra y sus dos hijos, participaban de una ceremonia evangélica.

El joven diseñador tiene una hermana discapacitada que sufre mucho en el cuerpo los problemas motrices. Alguien le sugirió que probara el aceite de cannabis y así lo hizo, obteniendo mejoras sustanciales en la salud.

Acostumbrado a emprender –su vida fue siempre el desafío de superarse- Martín comenzó a plantar cannabis en la terraza de su casa para convertirlo en aceite. Primero fue para satisfacer las necesidades de su hermana, luego vio el negocio y decidió venderlo; pero cometió un error que le costó la libertad: Se olvidó de pedir permiso en  calle Constitución en Bernal; donde se suelen hacer estas gestiones si uno va munido de la correspondiente valija. (también puede ser mochila….lo que importa es el contenido)

Cuando los detectives de la TDI llegaron a su domicilio en Quilmes Oeste encontraron las macetas con las plantas, un alambique caseros para extraer el aceite y los frascos donde envasarlos. No había balanzas, no había bolsitas ni sobres. Ni un  rastro que indicara el fraccionamiento de cogollos y/o hojas de marihuana.

Martín y su esposa fueron detenidos. En vano intentaron explicarle a la fiscal Clarisa Antonini; que ellos no vendían “porro”. Un testigo desconocido  aportado por la TDI quilmeña; señalaba a Martín como su habitual “dealer” de marihuana y ese testimonio sirvió para detenerlos a ambos, procesarlos y llevarlos a juicio.

A Martín no le quedó otra en febrero  de este año que aceptar un juicio abreviado para que Sandra lograra salir en libertad;  atendiera a sus hijos y pudiera  “remisear” para darles de comer; mientras él terminará de cumplir el años próximo los 4 años de la condena que debió pactar.

Durante la instrucción la fiscal Antonini, desecho todas y cada una de las medidas de prueba que aportaba el abogado de Martín;  y se negó a realizar un careo con el misterioso testigo,  a quien nunca la cabría la menor responsabilidad penal por consumir marihuana.

Sobre Antonini sobran dudas y sospechas; y son varios los abogados de la matrícula departamental que no necesitan del “off” para contarlas.

 Algunos de sus ex ayudantes en la fiscalía pidieron el traslado a la UFI temática de Florencio Varela apenas se inauguró, pese a vivir en Quilmes y tener que afrontar un viaje más largo para movilizarse.

Una de sus “estrechas” colaboradoras (L. I. ) fue acusada  de apropiarse de  objetos de valor en los allanamientos que la fiscalía realiza –casi siempre con colaboración de la TDI del “detective Nico”,  el eyectado comisario Ovejero, el oficial Vega Ojeda y el sargento  Aranda; entre otros.

Nicolas Pucheta dice claramente en el audio que la tarea de colocar droga a personas es normal y que cuenta con el permiso y la complacencia de “la fiscalía”

¿Pero a qué fiscalía se refiere?. En el Departamento Judicial de Quilmes hay sólo dos fiscalías temáticas vinculadas con el narcotráfico a nivel “menudeo”. La de Dario Provisonato en Florencio Varela y la de Clarisa Antonini en Quilmes.

Si Provisonato es quien realizó la denuncia por la declaración de Diego Fernando Salomón contra el aparato policial-judicial que arma causas y coloca droga el  “gran bonete” sólo puede descargarse en uno, una o unx –como más les guste

Aunque no lo veamos, la TDI de Quilmes  siempre esta

Hace unos días en el diario “Clarínla colega Virgina Messi, daba cuenta de un  escándalo judicial en San Isidro con el armado de causas de narcotráfico en las cuales un fiscal (por lo menos) y detectives especializados en el combate a las drogas quedaron seriamente involucrados y están siendo juzgados por varios delitos ( ver https://www.clarin.com/policiales/operativos-armados-negocios-narcos-droga-robada-causas-cercan-fiscal-claudio-scapolan_0_ycGHHTjATQ.html )   

Carlos Alberto Bustamante fue absuelto luego de un proceso penal que lo tuvo varios años detenido gracias al “trabajo” de la TDI de San Isidro y el fiscal Claudio Scapolan.

No fue la única víctima del accionar mafioso del funcionario judicial y los detectives: Sergio Leandro Santellán; Celeste Noelia Acosta  junto a su pareja, Javier Adrián Rodríguez; también  sufrieron las extorsiones de la banda comandada por Scapolan. como lo probó la prolija y exhaustiva investigación de la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado.; quien acusó al fiscal de “Haber formado parte de una organización destinada- en apariencia- a garantizar una eficiente prestación del servicio de justicia y de prevención y persecución de delitos, cuando, en verdad, se trató de una empresa criminal estratégicamente montada por los imputados -mayormente funcionarios judiciales y policiales”.

En todas las TDI se cuecen habas.

Claudio H. Gentiluomo

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