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Los vecinos de Bernal temen que el Hospital Mendez se convierta en un aguantadero de vagabundos

El Hospital “Julio Méndez” de Bernal, histórica institución de Bernal se encuentra cerrado desde comienzo de año cuando un pedazo del cielo raso se desmoronó.

Por entonces la secretara de Salud de la comuna, Carolina Begué; prometió que en poco tiempo sería rehabilitado al servicio pero nada de eso ocurrió y –lejos de cumplir la promesa- la funcionaria desmanteló casi por completo el nosocomio, trasladando a la totalidad del personal y terminando con todas las actividades que realizaba.

El abandono ha traído algunos problemas para la comunidad bernalense y no sólo en el aspecto sanitario: Hoy los vecinos del lugar están preocupados porque el hospital termine convirtiéndose en un aguantadero de vagabundos y delincuentes.

En los hechos por las noches se instalan en el hall de ingreso y en los laterales personas en condición de calle que no dudan en hacer sus necesidades el patio del lugar, En algunos casos los vecinos han advertido a los móviles policiales que pasan por el lugar y los efectivos han tomado la precaución de echarlos.  

En el predio sólo funciona la Junta Evaluadora de Discapacidad. Apenas unas horas por la mañana y el mediodía. Quienes concurren al lugar lo hacen desde temprano y suelen encontrarse con estos marginales que no dudan en orinar o defecar frente a ellos o los chicos que concurren a la dependencia.

Una vecina relató a éste medio que en una ocasión, intentaron abrir el portón lateral –el que utilizaban las ambulancias cuando traían pacientes- y que los efectivos policiales alertados evitaron la intrusión.

Sobre el cierre del Méndez hay varias teorías entre los pobladores de Bernal. El personal les ha dicho que hay una decisión de cerrarlo porque no hay presupuesto para la reparación, pero hay algunos que apuntan a una cuestión política: Como en la localidad el oficialismo no puede ganar elecciones, hay quienes dicen que el cierre se produce como una suerte de castigo hacia los vecinos.

La caída del cielo raso no implica un costo importante para el presupuesto. Hay quienes aventuran a señalar que la solución es picarlo por completo y colocar un techo flotante de Durlok a un valor que no representaría más de 3 o 4 millones de pesos como mucho.

Algunos trabajadores cercanos a la gestión, aseguran que existe peligro de derrumbe de todo el techo y que por esa razón, se ha decidido no volver a abrirlo hasta no poder encarar un trabajo profundo cuyo costo es representativo. Pero quienes trabajaron en el Hospital descreen de esto y aseguran que alcanza con la reparación parcial.

Lo que llama poderosamente la atención es el silencio de las autoridades de la Secretaría de Salud. Varios medios han intentado conectarse con la secretaria Begue para requerirle información pero nos encontramos con el más absoluto hermetismo.

Tampoco lo han logrado concejales de la oposición quienes no han conseguido siquiera que los ediles oficialistas les aprueben simples Minutas de Comunicación solicitando informes sobre los planes oficiales respecto al hospital.