Quienes han viajado a Bogota o Medellin en Colombia dicen que esta es una imagen que se repite en todos los barrios. Tal vez alguien que viajó a estos destinos la “importó” a Quilmes, donde los robos a luminarias públicas son hechos diarios que se reproducen en redes sociales.

Se trata de enrollar alambre de púa en las columnas de alumbrado público a  una distancia considerable para que –en caso que el ladrón intente subir por la misma- sufra suficientes heridas en sus piernas.

En los últimos tiempos se han multiplicado las denuncias sobre robo de estos apliques que –por una razón que nadie explica- pueden desenchufarse estando con electricidad “viva” sin que el ladrón se electrocute.

Hace dos meses –y merced a una investigación vecinal- la Policía allanó un depósito en Témperley donde se logró secuestrar 28 luminarias de led que se  ofrecían en Marketplace.

El delincuente que las vendía se negó a declarar y sólo fue imputado del delito de “encubrimiento de robo” que alguna vez pagará (si es que paga) con una “probation”.

Por eso los vecinos –que saben que después del robo permanecerán a oscuras durante largas semanas o meses; han optado por defender las luminarias públicas como si fueran de su propia vivienda; instalando esta protección cuya sola presencia disuade a los ladrones de intentar escalar.